Matías Mier after classic

Alcanza sólamente con escucharlo hablar unos pocos minutos para darse cuenta que es un muchacho de barrio, humilde en la forma de ser, maduro, de esos que no pierden el norte ante las primeras luminarias de la fama. Vivió siempre en la populosa barriada deVilla Española (aunque no es hincha de los aurirrojos), donde hoy lo sigue haciendo. Y fue allí mismo, en algún baldío lindero al Cilindro, donde dio sus primeros pasos en el fútbol. Primero en el Oriental, a los 4 años, luego Rentistas, Danubio, Rentistas nuevamente -con los rojos debuta en primera con 15 años de la mano de Balerio-, Fénix y el 2011 lo trajo a Peñarol. Todo ese recorrido en tan solo 20 años. Es Matías Mier, por las dudas.


Recién había llegado a su casa cuando lo llamaron del programa Quiero fútbol. Primero Darío lo dejó en Portones y luego se tomó el ómnibus, como todos los días. “Estoy muy contento con lo que me está pasando, pero a su vez tranquilo y con el respaldo de mi familia que es muy importante”, cuenta Matías sobre su presente. El clásico último lo marcó a fuego; su inclusión en la segunda parte lo tomó por sorpresa: “estaba calentando con los suplentes en la cancha, vino el profe y me dijo que iba a entrar; yo estaba tranquilo y con mucha confianza”.

Hacer un gol clásico marca a fuego a cualquier jugador y su relación con el hincha. Y cuando ese gol viene con ingrediente extra, como el que marcó el otro día, mucho más aun. “Me la pasa Aguiar, veo a venir a Coates y Godoy, y por inercia la toco por arriba para ver qué pasa; luego gano la posición y le pego al arco, ahí siento el pie de Coates”, relató. Luego, el gol, el grito de medio estadio por culpa suya y el festejo alocado de sus compañeros: “no lo podía creer, hacer el gol de la victoria y con uno menos… ahí pensás en todo, lo que estás logrando, la gente que te rodea”. Matías Mier auténtico. Que no cambie.


Fuente: www.urugol.com