Había que ganar y ganamos. Había que hacerlo por una buena diferencia de goles y lo hicimos. Pero todo lo bueno que demostró el equipo ayer no lo hizo, en general, durante el resto de la Copa y por eso la ilusión terminó nuevamente demasiado temprano.
El partido no merece que se hable mucho de él, porque si bien jugamos mucho mejor que lo que lo veníamos haciendo y encima ganamos y goleamos, en definitiva no sirvió para nada. Solo fue un lindo espectáculo de fútbol donde vimos a un Peñarol aguerrido, metiendo mucha presión durante los 90 minutos, tratando bien la pelota y haciendo goles.
Se terminó el sueño un año más, y otra vez muy temprano. Pasaran a octavos debería ser lo obligatorio para Peñarol en cada edición, pero la realidad dice otra cosa y por lo tanto ahora queda defender lo que nos queda, que es mucho.
El Uruguayo está ahí nomás, a la vuelta. Jugadores, cuerpo técnico: si el equipo juega con la concentración y ganas de ayer, agregando un poco más de buenos rendimientos y buen fútbol, este equipo será imparable. Está en sus manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario