Partido para el olvido. Cuando jugas en Quito, contra Liga, no jugás bien, y encima de todo la suerte no está de tu lado, el resultado es irte de la altura con una goleada a cuestas. Eso sin contar que Peñarol jugó por compromiso, sin ganas y sin actitud. Que quede solo como una anécdota si pasamos a octavos.
En la previa el planteamiento de Aguirre era ir a defender el 0 a 0 y aprovechar alguna jugada de contra de las pocas que ibamos a tener, pero lo fundamental era tratar de que no te hagan goles. O no tantos.
En la primera parte Peñarol logró durante un rato conteniendo los avances del equipo local, pero era cuestión de puntería para que los rematas de los ecuatorianos que pasaban lejos empezaran a dirigirse al arco custodiado por Sosa.
Así llegó el primero, en una de las primeras pelotas que fueron al arco. El remate violento salio al medio, pero la pelota le pica adelante al portero aurinegro, lo cual lo sorprende y hace que esta le rebote en la cara y salga al medio. Un error de Sosa bastante entendible, teniendo en cuenta que pocas veces ha jugado en la altura y als velocidades de los remates son muy distintos a los de acá. El error principal de Peñarol fue dejar pegarle de todos lados, sabiendo que una que fuera al arco era probable que terminara adentro.
Con el gol de Liga, Peñarol se soltó un poco más y llegó al área rival con peligro. Incluso un remate de Aguiar del borde del área da en el horizontal, haciendo saltar a todos los hinchas de Peñarol repartidos por el mundo. El empate había estado muy cerca, y parecía difícil tener otra así.
Pero ni siquiera hubo tiempo para otra jugada de empate, ya que en un centro donde la defensa de Peñarol vuelve a fallar, de cabeza Liga sentenciaba el partido a segundos de terminar el primer tiempo. El golpe psicológico de este gol fue decisivo, además del cansancio de los jugadores. Todo esto hacía preveer que Liga iba a ir por más.
El segundo tiempo no resiste ningún análisis. Simplemente el local aprovechó todas las ventajas que tenía para marcar la mayor cantidad de goles.
El tercero fue en contra de Valdez, que no tubo un buen partido, ya que luego de este gol en propia meta, cometería un penal. De esa forma Peñarol ya estaba 4 goles abajo y todos los peñarolenses deseando que terminara el encuentro.
Pero había tiempo para más. Llegaría el quinto gol del partido que redondearía la goleda que ni siquiera pudo ser maquillada con tiro penal, errado por el Lolo. A esa altura de poco valía hacer un gol, aunque pensando en la diferencia de goles si habría sido más amortiguador.
Este hecho es preocupante, ya que Peñarol debe ganar si o si los dos partidos que le quedan de local para despegarse en la punta y forzar un desempate por diferencia de goles.
Aguirre y los jugadores están convencidos que conseguirán todos los puntos de local. Esperemos que así sea y que este partido quede en una de las tantas anécdotas coperas.
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