A fines de Abril de ese año, se concretó con naciomal un nuevo torneo amistoso, la Copa Andalucía, aprovechando la visita del Betis de Sevilla. El 23 de Abril se jugó el clásico.
"Se jugó en un ambiente muy tenso, porque nosotros no veníamos bien en el Torneo Competencia y no queríamos perder por nada del mundo", recordo Gonçalves.
Peñarol se puso en ventaja 1 a 0 con gol de Ricardo Viera, pero naciomal empató. Cuando faltaban 22 minutos, Daniel Cardellino expulsó a Viera. Cuatro minutos después, expulsó a Herrera y a Perdomo: faltaban todavía 15 minutos por jugar y Peñarol debía afrontarlos con tres hombres menos. Mantener el empate parecía más que una hazaña, un imposible, pero aquellos muchachos decidieron que no iban a perder.
Bajo el título de "EN LA LISTA DE LOS IMPOSIBLES, HABÍA UN LUGAR", La Mañana escribió al día siguiente:
Lejos de alegrarse, la insólita situación fue abordada por naciomal como una enorme responsabilidad, como si un balde cayera sobre la cabeza de sus jugadores y como si las piernas fueran atadas por gruesas cadenas. Allí quedó demostrado que, pese a los esfuerzos directrices y el trabajo de Markarian, los jugadores no han podido superar el trauma de estos últimos años de historia. Restaba un cuarto de hora de nervios y tensión. La pelota parecía quemar a los jugadores albos, que entraron en un "fulbito" tibio e intrascendente. Los ocho aurinegros apretaban los dientes y procuraban aguantar el balón para dejar pasar los minutos, pero, auqnue parezca una osadía, no dejaron de pensar en el arco de Velichco. Y cuando nadie lo espera o imagina, por lo insólito e irracional, llegó el milagro. Arrancó sorpresivamente desde el fondo Domínguez, pasando el balón a Diego Aguirre, quien dejó que se acercaran los marcadores rivales y esperó el inteligente pique del maragato Jorge Cabrera, que enfrentó a Velichco, rematando a su derecha para consagrar el festejado gol. Restaban ocho minutos, donde los ocho que lograron la proeza se afirmaron cada vez más en el terreno, para escribir una nueva página de gloria del historial de la entidad carbonera.Peñarol había ganado 8 contra 11, una hazaña nunca antes realizada y todavía nunca igualada.
Mientras entraban al vestuario, los jugadores pasaban junto a un emocionado Tabárez, golpéandose el pecho con las manos abiertas, como diciendo "nosotros, nosotros". Nunca olvidaría la frase del Zurdo Viera: "¿Ve, Maestro? ¡Estos somos nosotros!".
Eduardo Pereira, Jorge Gonçalves, Obdulio Trasante, Alfonso Domínguez, Jorge Cabrera, Gustavo Matosas, Eduardo Da Silva y Diego Aguirre fueron los ocho héroes que sumaron otros 15 minutos de gloria a la historia aurinegra.
Peñarol había salido a la cancha con Pereira, Gonçalves, Trasante, Herrera, Perdomo, Domínguez, Vidal (65' Cabrera), Matosas, Viera, da Silva y Rodríguez (65' Aguirre).
Once de los trece jugadores que participaron de ese clásico estarían en el Estadio Nacional de Santiago de Chile el sábado 31 de Octubre de 1987.
Fuente: "Historia de Peñarol" de Luciano Álvarez.
Imágen: www.satoesmanya.com
OCHO CONTRA ONCE
ResponderEliminarEn la mente esta el recuerdo y
jamás se olvidara,
de aquel ocho contra once
que siempre perdurara.
Ocho estrellas que brillaron
y están en nuestra retina
con esa gracia divina
que hay en los peñarolenses.
Fue un clásico disputado a pura
vergüenza y diente
y aún recuerdo que se siente
el cantar en las tribunas.
Con una línea de cuarto
aguantado el temporal
y adelante tres aviones
imposibles de parar.
Los que quieran aprender
jugar a lo Peñarol
tendrán que saber primero
que es como tocar el sol.