Alejandro Martinuccio fue uno de los jugadores más destacados en el encuentro ante Inter de Porto Alegre por los octavos de final de la Libertadores. El Negro tuvo un comienzo demoledor, pero en el complemento terminó jugando demasiado aislado en el ataque.
En el primer tiempo fue un azote constante para la defensa brasileña, aguantando bien de espaldas al arco rival, pivoteando bien con Pacheco, Aguiar y Corujo. Generó faltas, tiros de esquina y no dio ninguna pelota por perdida.
Pero la mejor faceta del Negro se vio a la hora de explotar su juego en velocidad. Cuando el Porteño puso quinta se tornó imparable para los centrales Bolívar y Rodrigo, y ocupando inteligentemente las espaldas de los laterales cuando se mandaban al ataque.
En una de esas corridas, Martinuccio aprovechó un pase largo para desbordar por izquierda a toda velocidad y meter un pase justo, preciso, para la sorpresiva llegada de Corujo, que terminó anotando el gol de Peñarol.
En el complemento la cosa cambió. Peñarol corrió detrás de la pelota durante gran parte del trámite y el delantero argentino terminó demasiado aislado en la labor ofensiva. Sólo le llegaron pelotazos frontales desde muy lejos, que fueron controlados con solvencia por la zaga “colorada”.
Martinuccio tuvo momentos muy buenos durante el partido y se pareció al de la versión que jugó en Mendoza ante Godoy Cruz, o el del primer semestre del 2010, cuando el Negro hacía dupla delantera con “el Tony” Pacheco.
Fuente: www.quenonino.com.uy
No hay comentarios:
Publicar un comentario