Luego del espectáculo de la bandera más grande del mundo era tiempo de fútbol en el Estadio Centenario, pero tardó bastante en aparecer.
Desde el inicio fue Independiente quién controló el juego y marcó los tiempos del partido, siempre intentando cuidar el balón y evitando las pelotas divididas, llevando esto al extremo de realizar los saques desde el arco por bajo. El Carbonero se limitó en el arranque a presionar esas salidas y logró en más de una oportunidad complicar la elaboración de las jugadas que el Rojo intentaba proponer desde la última línea.
Cuando el encuentro no tenía demasiadas emociones llegó un balón puesto a las espaldas de González que Parra aprovechó para marcar el 1 a 0, Independiente había tenido más remates y Peñarol aún no inquietaba.
Urreta, que no había podido aprovechar su velocidad, debió irse sustituido tempranamente por una lesión y en su lugar ingresó Estoyanoff, que inmediatamente comenzó a participar del fútbol de ataque Carbonero. Con el impacto de la desventaja parcial los hombres de Diego Vicente se fueron en búsqueda del empate, que pudo llegar en un tiro libre de Pacheco, mientras tanto el rival no dudaba cuando las incidencias requerían recurrir a entradas duras.
El Aurinegro no encontró espacios para generar ataques ni contundencia para aprovechar lo que podían generar Mier, Corujo y Estoyanoff y en desventaja se fue a la charla del entretiempo.
Para el complemento sobraron las ganas pero todas las jugadas tuvieron una culminación similar, centro para Olivera que no podía recibir cómodo en el área. Por su parte cada ataque de los visitantes presagiaban el segundo gol porque la contención del mediocampo era inexistente. Tras el ingreso de Martinuccio pareció que con rebeldía Peñarol podía encontrar el empate, pero algunos minutos de intentos fueron seguidos de más fallas en la culminación de las jugadas.
Ya estaba en cancha Alonso, el tiempo pasaba y el Rojo estaba en cada contra más cerca del segundo que el Carbonero del empate, pero no habían terminado las emociones.
Quedaban 8, Martinuccio peleó una pelota que había perdido tontamente, Olivera se la llevó y lo bajaron, reaccionó el atacante, respondió el portero rival y los dos a las duchas, Jaun Manuel se pierde el primer partido de Octavos y los de Avellaneda termiarían el partido con un jugador de campo en el arco.
Ni así… Peñarol siguió errándole a un arco defendido por un portero improvisado y el partido terminó con derrota, segundo lugar en el Grupo 8.
Fuente: www.campeondelsiglo.com
Y cantaron las tribunas y brillaron tus estrellas
ResponderEliminary en esa noche tan bella la sonrisa te alumbro,
cuando tu ola gigante se adueño del mundo entero
y contemplaba expectante tu hechizo en oro y carbón.
Y enmudeció el universo al ver tu mágico encanto,
y el emocionado llanto del pueblo que te soñó,
en el fervor canturreante de alegres versos del
alma, queda de lado la calma y se enciende la pasión,
Palpitantes corazones que recuerdan tus historias
en tantas lluvias de glorias que tu mística forjo
y en tu libro de esperanza que anida en los
corazones, vas dibujando emociones con colores
de ilusión.
Que noche maravillosa el río de tu cascada
y la bullanguera hinchada que no ceso de alentar,
deja huella en la memoria de los que tanto te amamos y en las venas te llevamos con las ansias de triunfar.
Como poder describir nuestro sentir carbonero,
que como clima de enero nos enciende el corazón
y coreamos tu canción que abre puertas en la noche por ese sin fin derroche de coraje y de pasión.
Roberto "El Poeta de Peñarol"
muy bueno roberto!!! ;)
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