lunes, 20 de junio de 2011

Aguirre: "Queremos ser campeones. No hay lugar para otra cosa"

El sábado, poco después del mediodía, Diego Aguirre fue el último en abandonar la cancha donde unos minutos antes había concluido el último entrenamiento a puertas abiertas previo a la final de la Copa Santander Libertadores frente a Santos.

Se quedó con Enrique Carreras, su colaborador más directo, su entrenador de goleros, su compañero de ruta, su socio en las buenas y en las malas. A la distancia parecían disfrutar cada momento, cada instante, con el regocijo de estar a un partido de hacer historia y con la tranquilidad por el camino recorrido, mientras los jugadores se alejaban del césped y ponían rumbo a la sala de musculación para realizar el estiramiento.

“¿Hablamos ahora?”, le dice el técnico al periodista de El Observador y de pronto quedan mano a mano en la misma sala en la que dos horas antes Aguirre brindó la charla al plantel.

“Te veo muy tranquilo”, le expresa el comunicador, y Aguirre se encoje de hombros, hace una pausa, una mueca y enseguida recoge el guante: “Ya está, ya no me pongo nervioso. De verdad”, insiste, para que no queden dudas: “Para esta final no estoy nervioso. En otras etapas de esta Copa sí. Ahora estamos prontos para la guerra y todo es posible”.

-A lo largo de la Copa quedó reflejado que de visitante sufren menos la ansiedad que de local.
Es normal que en el exterior el equipo tenga menos ansiedad, porque te vas dos días antes, te aislás de todo, el grupo está junto y vos estás arriba de ellos, en cada detalle, en cada momento. Acá en la concentración también, pero es diferente...

-Porque vas al Centenario y los hinchas te hacen mover el piso con cada recibimiento.
Un poco de eso hay, porque lo que vivimos cada vez que jugamos en el estadio fue una carga emocional tremenda. A algunos le pega para arriba y a otros para abajo emocionalmente.

-Si hacés un repaso de Peñarol antes de que llegaras, en enero 2010, a la actualidad es sorprendente el cambio que tuvo la institución.
El otro día pensaba justamente en eso, porque Peñarol resurgió de una manera increíble: se encontraba en el piso, decían que iba a la quiebra y de pronto, en cuatro meses de estar fundido llega todo lo que se vivió y sale de una situación muy incómoda. El fútbol es increíble... y esto le hizo mucho bien al fútbol uruguayo, más allá de Peñarol. Porque este es un aporte impresionante para el fútbol uruguayo. Es im-pre-sio-nan-te para los juveniles, para los equipos de la B. Es una forma de volver a creer.

-Queda la sensación de que esto está atado a la actuación de Uruguay en el Mundial.
El Mundial fue un disparador que generó cosas parecidas. Pero esto despertó un sentimiento muy particular, un sentido de pertenencia. Incluso se planteó el caso de que hasta el hincha de Nacional aplaudió nuestros logros, y para eso hay que ser valiente para reconocerlo, más allá de que el fanatismo generalmente divide a los hinchas. Y esto nos hace creer que estando en un equipo uruguayo todo es posible.

-¿Después de la final de la Libertadores qué sigue?
No te adelantes, dejame disfrutar esto. Cada instante, cada minuto. No te imaginás como estoy disfrutando esto que vivimos. A cada minuto, porque ya no es el día a día, es mucho más que eso. Lo que viene después no sé. Hay tiempo para eso.

-Si no son campeones, ¿igual te podés sentir con el deber cumplido?
Para nada, queremos ser campeones y es en lo único que pensamos.

-Lo digo porque la gente está agradecida por todo lo que hicieron hasta ahora, por lo que le regalaron en estos 13 partidos que ya jugaron por la Copa Santander Libertadores.
Pero queremos ser campeones. No hay lugar para otra cosa para este grupo.

Fuente: www.elobservador.com.uy

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