Y un día volvimos. Un día que para la mayor parte del mundo sería normal, pero que para la mayoría de nuestro país, fue INOLVIDABLE. La realidad marca que hacía mucho tiempo que ni siquiera estábamos en semifinales y para Peñarol, 24 años sin figurar a nivel continental es mucho tiempo. Ahora el León está más despierto y con más hambre de gloria que nunca. Lo dijimos antes y no nos quisieron escuchar y así les fue, TIEMBLA AMÉRICA.
La ventaja obtenida en el Estadio le daba cierto aire el equipo aurinegro para este partido revancha. Pero Aguirre sabía que un gol de visitante podía liquidar la serie y más teniendo en cuenta que todos del lado de enfrente daban por seguro que el manya saldría desde el vestuario colgado del travesaño.
Y el partido comenzó de la misma manera que acá en Uruguay, con Peñarol dominador del juego y el que llegaba al arco rival. Los primeros 20 minutos fueron todos del visitante donde pudimos haber abierto el marcador en más de una oportunidad pero que en definitiva fallamos a la hora de mandarla a guardar. Para ese momento Sosa era un simple expectador desde el arco donde se ubicaba la hinchada local que veía de lejos a sus jugadores.
Sin embargo Velez, al igual que en el partido de ida, pudo sobreponerse al embion de Peñarol y llegó el momento en que tomaron las riendas del partido. Ahora el área de Peñarol se veía más amenazada por los delanteros del Fortín pero tampoco pudieron vulnerar la sólida línea de cuatro.
El partido estaba ahora en un ida y vuelta donde se intercambiaban golpes pero sin lastimar al rival. Esto hasta que en un robo de pelota gracias a la buena presión de la mitad de la cancha derivó en una jugada donde Olivera, Martinuccio y Mier fueron los protagonistas y que en definitiva terminaría en gol de éste último.
Un gol que se festejó como ningún otro ya que representaba el boleto a las finales. Ahora Velez necesitaba tres goles y con el cuadro bien parado sería difícil que pudieran lograr lo que hubiera sido una heroica clasificación.
Sin embargo el local no se dio por vencido y ya en el primer tiempo conseguiría el empate. Antes anularon mal un gol a Velez, pero después los árbitros compensarian ya que el gol del empate de los locales fue en offside y pasado medio minuto el tiempo de descuentos.
Con el 1 a 1 se esperaba un segundo tiempo igual o mucho más emocionante. Los locales rezaban por los dos goles que les faltaban y todos nosotros por ese gol de contragolpe propio de nuestro estilo que nos habría hecho respirar un poco más.
Pero es imposible para Peñarol ganar un partido de estas características sin sufrir. Peñarol tuvo muchas chances para lograr el segundo, a su vez que Velez llegaba al arco de Sosa buscando el segundo. Y cuando Olivera la tuvo en sus pies para marcar el gol de la clasificación y la mandó a la tribuna, nunca se pudo haber imaginado que segundos después llegaría el segundo del Fortin y ahora Peñarol quedaba en la cuerda floja.
Tal vez por eso cuando Guille comete un innecesario penal y el Tanque acomoda la pelota que le daría momentaneamente el pase a la final, Olivera podría haber sentido cierta responsabilidad en ese momento. Fue caminando lentamente por la espalda del 23 de Velez y con pocas palabras le comió el oido a su amigo: "Erralo Santi". Nunca sabremos si eso en verdad logró desacomodar mentalmente al fornido delantero uruguayo o que simplemente se resbalo en un golpe de suerte para Peñarol. Pero lo que supimos TODOS los manyas es que si ese penal no había entrado era por algo. Ya sabíamos que eramos finalistas incluso faltando 15 minutos.
Y Velez intento e intento, pero a la mística de Peñarol no hay con que darle. Pudo haber sido victoria de Peñarol, empate, lo que se terminó dando o incluso haber quedado afuera de la copa. Pero por algo estamos donde estamos, y como SOMOS PEÑAROL, no nos conformamos hasta tocar las estrellas con la mano. Gracias Peñarol por esto y como siempre digo LO MEJOR ESTÁ POR VENIR.
Nos vemos en la final.
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