El trámite del primer tiempo fue muy favorable a Peñarol en cuanto a posesión de pelota y dominio del terreno de juego, pero el área de Danubio parecía tener un candado y nunca se pudo llegar con profundidad al arco rival.
Los centros volvieron a estar a la orden del día, y si con Zalayeta es difícil jugar así, menos podemos esperar que dos jugadores que miden 1,70 ganen ante defensores fuertes en el jugo aéreo. No hubo quién generara fútbol, no hubo quién pisara la pelota y se pusiera a pensar. Esto sin dudas fue en parte mérito de Danubio que fue un fuerte en la zona defensiva, pero un cuadro como Peñarol que debe estar acostumbrado a que los rivales le jueguen así, debe encontrar otras salidas y no caer en el juego del cuadro de enfrente.
La única jugada del primer tiempo con peligro fue la del gol de Maxi Pérez, que en una de las pocas jugadas donde se intentó la pared, llegó hasta el fondo y casi sin ángulo la mandó a guardar para abrir el marcador antes de irse a los vestuarios.
Hasta ahí Danubio no había tenido ninguna jugada trascendente y Peñarol había desaprovechado la superioridad que fue tendencia en la primera parte sin generar mucho peligro en la última zona del club franjeado.
Por eso cuando a los dos minutos del complemento un cabezazo en el primer palo se metió en el arco de Carini sorprendió a todos. La primer jugada de los locales en el partido y fue con gol, previo a un quede defensivo de Valdez y error mediante de Carini que no pudo contener un tiro totalmente atajable. Antes de eso Darío fue superado por la izquierda, algo que se volvería costumbre y que en una jugada le pudo haber costado la expulsión. Inexplicable como el Polilla lo mantuvo en cancha, más allá de la importancia que todos sabemos tiene el capitán de Peñarol en el equipo.
El partido se volvió mas entreverado y Peñarol ya no dominaba con tanta facilidad aunque si seguía teniendo el balón en su poder, pero Danubio se iba animando a salir de la cueva.
Lo que no cambio, incluso se volvió mas tendencioso, fueron los pelotazos al área buscando la cabeza de los jugadores más bajos de la cancha.
Pero en otra de las pocas jugadas donde se busco algo más, el Lolo la abre con Aguiar que llega al fondo pronto para un pase al medio, sin embargo le pega mal, mordido, sin ángulo y a las manos del arquero... y gol de Peñarol. Inexplicablemente el golero se rebuscó para meterla en contra. Y Peñarol volvía a estar arriba merecidamente, aunque no jugaba bien era más que el rival.
Pero nuevamente duró poca la alegría y ni siquiera llegó a golpear animicamente a los de la curva, porque el empate transitorio llegaría tras un centro frontal, donde la defensa y el golero en general se hacen fuertes. Sin embargo en esta ocasión apareció solo el goleador danubiano que la mandó a guardar con poca respuesta de Carini que solo atinó a quedarse parado.
Danubio se infló y aprovechó la poca imaginación de Peñarol para la elaboración de los ataques y fue saliendo más de su arco aunque sin dejar de ser un equipo sólido (y poco exigido) en defensa.
Y darle tanta vida a un cuadro como al que hoy enfrentamos tiene su precio y Peñarol lo pagó caro. Los locales llegaron al tercer tanto con el que dieron vuelta el marcador a poco del final, la defensa se quedó otra vez, Carini estuvo flojo nuevamente dando un rebota a los pies de un rival y la pelota al fondo de la red.
De ahí al final fue más de lo mismo. Como algo positivo queda el ingreso de Silva y Zambrana que intentaron algo distinto cuando el partido todavía nos era favorable, sin embargo sus esfuerzon no fueron suficientes.
Volvimos a ser un equipo flojo y sin ideas en el ataque y débil en defensa, nos atacaron tres veces y nos hicieron tres goles.
Sin embargo esto sigue y si ganamos el jueves ante otro rival directo, no perderíamos pisada en la lucha por los primeros puestos de la tabla Anual y la del Clausura. Eso sí, el Polilla y los jugadores deberán cambiar mucho para volver a la senda de los triunfos.
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