Peñarol fue dos equipos en uno durante los 90 minutos. El del primer tiempo se asemejó más al que nos gusta ver, al que jugó en Chile. El Lolo volvió a ser protagonista por la derecha del ataque de Peñarol generando peligro en el área rival. Sin embargo el equipo sigue sin saber definir las jugadas, falta siempre ese último pase o la definición de la jugada, algo en lo que se deberá seguir trabajando. El o a o en el primer tiempo se quedaba corto para lo que había hecho Peñarol. Emelec también tuvo la suya que pegó en el vertical, pero hasta el momento lo único que hacían era tiempo, demorando cada saque y tirándose en cada roce.
Si el partido hubiera seguido así en el complemento, la victoria era casi segura, pero Peñarol se durmió, empezamos a fallar muchos pases y también en la contención. Esto le vino bárbaro al equipo ecuatoriano que empezó a soltarse y a llegar con más regularidad al área de Peñarol. Sin embargo en una de las pocas buenas jugadas que armó Peñarol en el segundo tiempo, llegó el tanto que definió el partido. El carbonero salió por la derecha con Alejandro y el Lolo que tiraron una muy buena pared, en el área de Emelec la jugada se le entreveró a Ale y la pelota le quedó al Lolo que la mandó al medio para que apareciera el goleador de Peñarol. Ese jugador que a veces parece que no le sale una, que parece peleado con la pelota, pero que como en Chile, estaba en el lugar y momento indicado. Cosa de goleador.
Emelec no se quedó y siguió llegando con cierto peligro al arco de Peñarol pero la defensa y el goelro se mostraron firmes en el fondo y el marcador no se movió. El arbitraje volvió a ser malo, hoy en día parece difícil decir lo contrario en un partido. Tuvo errores para los dos lados, pero eso no lo justifica. Aguirregaray terminó con la nariz rota y el juez ni falta cobro cuando era para expulsión.
Si bien falta mucho (4 partidos), se podría decir que Peñarol tiene todo a su favor, sumamos seis puntos en dos partidos. Inmejorable.
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