sábado, 22 de enero de 2011

Gladiador

Juan Manuel Olivera se llevó la gran mayoría de los aplausos de la hinchada de Peñarol en la noche clásica del viernes, que finalizó con el sufrido triunfo de los carboneros por 2 a 1.


El “Flaco” fue un gladiador, que tras la expulsión de Freitas, debió pelear prácticamente solo ante los cuatro zagueros de Nacional durante casi toda la noche. El longo delantero forcejeó, saltó a cabecear en todas, trancó, presionó e intentó molestar siempre la salida del rival.

Además, volvió a ser importante a la hora de bajarle pelotas a sus compañeros, o pivotear para comenzar a armar las jugadas de ataque en forma colectiva.

La parte del libreto que incluye el sacrificio la había cumplido a la perfección, pero a Olivera lo trajeron a Peñarol para otra cosa: para marcar goles. Pues ahí también se despachó.

El “Flaco” abrió el marcador en el clásico tras un cabezazo en el segundo palo, aprovechando una salida en falso del “Popi” Muñóz.

Los hinchas se cansaron de aplaudir a Olivera; no solo por el gol, sino por su sacrificio y su entrega por el equipo.  El clásico del viernes fue revancha para Peñarol, pero en especial para Juan Manuel Olivera, que le había tocado fallar el penar del clásico pasado.

Fuente: www.quenonino.com.uy




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