Si tomamos en cuenta lo que fue la primera parte, Peñarol jugó bien, presionando arriba y más allá de algún que otro pelotazo, se llegaba jugando bien al área rival. Incluso los delanteros de Godoy Cruz veían de lejos a Carini y por eso intentaban con tiros de afuera del área, lo que demostraba la falta de ideas y la solidez defensiva de Peñarol. En realidad el talón de Aquiles de la defensa de Peñarol estuvo por el lado izquierdo de la defensa, con un Darío irreconocible que fue superado muchas veces. Esto tendría malas conecuencias recién para la segunda mitad.
Aguiar fue el motor del equipo en la mitad de la cancha y Zalayeta piboteó y distribuyó bien arriba, siendo los dos más destacados de Peñarol.
Las jugadas se sucedían una tras otra en favor de nosotros, pero las impreciciones a la hora de definir fueron muchas e incluso a veces en el último pase.
Maxi Pérez se mostró activo buscando la pelota pero no fue su mejor día a la hora de meter la pelota adentro.
Por el lado derecho el Lolo no estuvo a la altura de partidos anteriores, y si bien creó jugadas de peligro, también erró pases de gol muy fáciles.
La más clara de esta primera parte fue el tiro de Aguiar de afuera del área, luego de un buen toque al medio de Zalayeta, que termina dando increiblemente en la base del palo derecho del golero, cuando todo el pueblo carbonero ya se preparaba para cantar el merecido gol.
Pero no se dio y se fue la primera mitad con gusto amargo, pero sabiendo que si se seguía por ese camino una tenía que entrar.
Y de hecho el segundo tiempo comenzó prácticamente igual, con Peñarol dominando y con Cristóforo teniendo una jugada clara pero le queda alta la pelota y no puede definir cómodo. Pasado los minutos los jugadores aurinegros se fueron apagando - o los de Godoy Cruz prendiendo - pero el tema es que el partido ya no regalaba tantas chances de gol para Peñarol (auqnue tampoco para los locales). Y por esas cosas del fútbol, un ataque sin muchas pretensiones, donde se veía a un futbolista del equipo local con la pelota rodeado de aurinegros, termina en el centro de éste y en la definición del atacante bodeguero que anticipa de forma increíble a un pasivo Darío y deja sin nada que hacer a Carini.
Goles errados son goles en contra dicen. Lamentablemente esa regla se cumplió y ahora había que remontar un resultado adverso contra un equipo que se iba a cerrar bien atrás.
Pero por si eso fuera poco Alejandro González se hace echar ingenuamente luego de cometer una falta sin sentido (igual que en la de la amarilla del primer tiempo), aunque cabe destacar que el zaguero aurinegro venía siendo el mejor de la defensa, bancando todo el sector izquierdo que Darío no pudo cubrir.
Y Peñarol se empezó a desesperar y ahora los pases más fáciles salían mal, y los cambios de Gregorio no convencieron y Godoy Cruz salía de contragolpe aprovechando los agujeros de la defensa.
Éste Peñarol ya no se parecía en nada al del primer tiempo y no tuvo chances ni siquiera de empatar el partido, incluso lo podríamos haber perdido por más goles cuando quedaban tres delanteros mendozinos contra dos o tres de Peñarol. O cuando Valdez baja con una clara falta adentro del área a un rival y el juez no cobra penal, aunque esto fue luego de no cobrar un clarísimo penal contra Freitas en la primera parte. El arbitraje fue desastroso, pero más allá de eso no se puede decir que influyó en el resultado.
Peñarol perdió los tres puntos no por jugar mal ni porque el rival fuera mejor que nosotros. Perdimos porque como ha pasado en más de un partido en el pasado más reciene, no supimos liquidar el partido en la primera parte cuando hemos sido muy superiores, permitiendo luego la reacción del rival en la segunda parte. No puede pasar más.
Lo bueno es que hay tiempo para remediar lo sucedido y el ejemplo fresquito de la Copa Libertadores pasada es una muestra de eso.
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