No se la jugaron por el Tony

Peñarol contaba en sus planteles con Antonio Pacheco, máximo anotador de las últimas seis temporadas en el fútbol local, capitán, ídolo, referente y mejor futbolista de Peñarol en todo el S XXI, pero las pésimas decisiones de los dirigentes, técnicos y gerentes, hicieron perder otro campeonato a la laureada institución carbonera.

“Ole ole ole ole Tony, Tony, ole ole ole Tony Tony…”, fue el cantico que más se escuchó cuando jugaba el manya en cualquier cancha del país en los últimos tiempos. Comenzado el Apertura 2011, se seguía entonando. Pero cuando asomaron las 11 casacas aurinegras en el debut ante el Tanque Sisley, faltaba la 8.

La trilogía Diego Aguirre, Osvaldo Giménez y Juan Pedro Damiani, en cualquier orden, cometieron uno de los peores errores de los últimos tiempos: despedir a un baluarte como Antonio Pacheco. Las razones expuestas para despojar al hincha de su igual devenido en jugador y capitán fueron muchas. Pero ninguna convenció.

Que es demasiado veterano, que ya no es el de antes, que tiene un salario demasiado oneroso. Tonterías varias. La cosa es que desde que Tony no juega en Peñarol se erraron más penales en un torneo corto, de los que Pacheco falló en sus más de 150 juegos desde su retorno en 2007. No se convirtieron más goles de tiro libre, no se ganaron más clásicos y mucho menos campeonatos.

El único jugador dos veces consecutivas goleador del Uruguayo con la institución que lo formó, debió recalar en Wanderers (club donde es referente y tal vez continúe su carrera), rápidamente se adaptó, hizo tantos de falta y no malogró ni un penal. Fue clave para la derrota en los manyas en el Apertura y le convirtió a Nacional.

Pero parece ser que los cráneos que tomaron la desdichada decisión de excluirlo de su casa (Peñarol), no hacen caso a la voz del pueblo que clamó por el retorno del ídolo desde el primer instante en que los despidieron. Parece que la cúpula dirigente mirasol no se percató de que Pacheco hizo 10 goles en el campeonato, más que los demás volantes ofensivos rivales.

Así, mientras Nacional se coronó campeón con el veterano Álvaro Recoba como gran figura, anotando de penal y de pelota quieta en ambos clásicos. Los carboneros dejaron que el último gran ídolo se fuera chiflando bajito. Por algo la institución aurinegra ha logrado dos de los últimos diez títulos locales. ¿Quién lo sufre? La hinchada.

Fuente: www.cambiodefrente.com